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Uno de los integrantes del equipo con el protector de corbata. Al ser un prototipo, lo lleva sujeto con un clip, aunque la idea es que se comercialice con pinzas transparentes. | C | EDIDAS A LNE
Las temidas y molestas manchas en las corbatas mientras comemos tienen los días contados. Al menos, este es el objetivo de un grupo de estudiantes de 4.º de ESO del colegio Los Robles, en Pruvia, quienes han ideado un salvacorbatas. "Consiste en una lámina de polipropileno que se engancha mediante unas pequeñas pinzas con forma de horquilla y de plástico incoloro a la corbata. Esto evita que caiga sobre la corbata esa gota de vino o ese grano de arroz que nos la mancha y nos obliga a llevarla luego a la tintorería", comentan los alumnos.
Adiós a las manchas en las corbatas gracias a unos alumnos asturianos
"Sabemos que el uso de corbatas se reduce mes a mes, pero también somos conscientes de que existen determinados ámbitos en los que la corbata nunca va a desaparecer, como son las bodas, las comidas de empresa o las reuniones con clientes", indican. "Ámbitos en los que predomina la elegancia y, por supuesto, en los que se come con corbata".
La idea de este proyecto surgió hace unos meses, cuando su profesor de Economía les propuso participar en el programa de emprendimiento Miniempresas de Junior Achievement, que tenía varias bases: el capital social debían conseguirlo los alumnos vendiendo unas acciones que les había proporcionado el profesor; debían pensar y producir una idea realista e innovadora y, a final de curso, deben liquidar la empresa, devolver las inversiones a los accionistas y donar un amplio porcentaje de los beneficios a una causa benéfica.
Para llevar a buen puerto su proyecto, este grupo de alumnos se ha convertido en una miniempresa cuyo director financiero es Juan José Naves, de 15 años. Juan Palencia, de 16 años, realiza las funciones de director de producción junto con Rubén Jove, de 15 años, y Alejandro Andrés, de 15 años, es el director de marketing. Asimismo, Javier Viejo, de 15 años, es el director de RR. HH. y Juan María Rodríguez, de 16 años, es el CEO.
Tal y como desvelan, aunque su producto está abierto a todo el mundo, su público potencial es el sector de la restauración. "Está más enfocado en restaurantes y hoteles en los que haya un mínimo de clientes que utilicen corbata. Estamos hablando tanto de restaurantes elegantes y de cierto prestigio como de cafeterías que estén cerca de oficinas, donde estamos seguros de que los clientes agradecerán este añadido de confort al no tener que preocuparse por su corbata", comentan estos emprendedores asturianos, que confían en que su proyecto no solo llegue a buen puerto, sino que consiga una buena nota en la asignatura de Economía. "El proyecto dura hasta final del curso, pero de momento el profesor nos ha dicho que el proyecto avanza muy bien y que somos los que más trabajo llevamos hecho hasta ahora, ya que hemos conseguido un prototipo", indican los jóvenes, quienes cuentan con un proveedor, Plastiastur, que es el que les proporciona las láminas de polipropileno.
Un proyecto escolar que, sin duda, tiene todos los ingredientes para convertirse en una realidad y en un artículo indispensable para que las corbatas luzcan siempre perfectas.
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